lunes, 5 de enero de 2009

Llegada


Al llegar, treinta grados, o parecido y un blanco entre la marabunta negra. Una cinta transportadora, todas las mochilas que salen menos una, la de Germán, que no aparece. Tenemos que pasar todas las mochilas por el escáner, con lo que no tenemos claro si los medicamentos van a llegar a buen puerto. Llamamos a Javier, y resulta que es él el blanco que espera fuera. Dice que no le dejan pasar, pero de repente está dentro, en nuestro lado del aeropuerto y con su compinche, para que realmente no tengamos ningún problema.


Desde el avión, se ve verde, muy verde todo. Llama la atención, de repente, en medio de la nada, lo que desde el cielo parecen grupos de adosados estilo europeos. Y realmente lo son. La playa parece infinita.


Los jeep son espectaculares, mucho mejores que en Burkina. Nos trasladaos a los apartamentos por una de las pocas carreteras asfaltadas del país, que recorre la costa. A nuestra izquierda, nos cuenta el chofer, el hotel Coconut, el hospital (very very expensive)… los complejos hoteleros, que apenas se adivinan, se van sucediendo a un lado y a otro de la carretera mezclándose con casas enormes, que parecen sacadas de la época de Escarlata O´hara, pero que están en construcción y alguna granja. Nos dicen que es una zona nueva. Las casas normalmente son de europeos o de algún Gambiano con suerte, que pasan aquí temporadas de 3 a 6 meses y que el resto del tiempo si pueden las alquilan.

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