domingo, 4 de enero de 2009

Colegio Lamin Canarias 1 y 2 de diciembre

El día 1, fuimos por la mañana al Colegio Canarias – Lamin, para niños de entre 4 y 7 años. El colegio está muy bien, tiene mucho color, ocho aulas y están ampliando. Los nenes llevan uniforme, normalmente muy limpio y tienen una enfermería que atiende Omar, enfermero con 20 años de experiencia. Son afortunados, siempre hay españolitos que vienen y van y dejan las medicinas para los 275 niños que van al colegio y algún que otro adulto que aprovecha y así recibe atención sanitaria gratuita.


Está muy limpio y ordenado. No es la primera vez que nos dicen que la higiene es muy importante para descartar enfermedades. Suena a básico pero parece que aquí todavía no lo es. El presidente ha establecido un sábado al mes en el que el país se para y limpia. Dicen orgullosos que gracias a que todos, todos lo hacen, hay muchas enfermedades que han bajado mucho el ratio de afecciones, como la malaria. Aun eso, entre los niños, aunque la mayoría tienen catarro, bronquitis o incluso neumonía, también viene uno de ellos con malaria. Tiene 39 de fiebre (luego veremos hasta 41). No sonríe. Está delgadito. Preguntamos cuanto cuesta un tratamiento de quinina. Treinta y cinco dalasis. Cuantas dosis hacen falta: 1 ½ Por dos euros, no llega, se acabó el problema. Decidimos comprar la dosis para el pequeño. Cómo lloraba. Y es que duele.


Cuando todos los niños acaban de pasar por la consulta, nos espera un perolo de arroz africano, estilo Burkina, con tomate verde amargo y pescado. Comemos todos del mismo cuenco. Al acabar, se unen al té el subdirector del colegio y Omar el enfermero. El subdirector, Baessa, es muy joven y risueño. Habla muy bien inglés y se ríe mucho cuando le enseñamos el cuento que nos dieron Iago y Noemí de Stop Malaria.


Fueron dos días los que estuvimos por la mañana en la consulta cada uno haciendo lo que sabe: unos viendo enfermos y otros partiendo pastillas e intentando ayudar.


Parte del material escolar que llevábamos se quedó allí, en el colegio, donde lo reparten entre los niños que no pueden comprarlo.


Iban a ser Omar y Baessa los que nos iban a facilitar las listas de las personas que recibirían las mosquiteras en Lamin y Mandinari.

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