domingo, 25 de enero de 2009

3 y 4 por la tarde

Pero no todo es trabajo y más trabajo. Al acabar en el hospital de Brufut el primer día, nos fuimos a comer a la playa de Sanyang, en un lugar precioso con palmeras y de playa increíblemente infinita.


Al acabar, fuimos a Tanji, el pueblo donde se ahuma el pescado para todo el país. Fuimos a la hora a la que más o menos empiezan a llegar a casa los pescadores después del día de faena.


El olor en el pueblo es muy fuerte, a arenque. Entramos en un secadero / ahumadero y nos contaron que lo tienen ahumando cinco días. Hay montones de leña en el pueblo y montones de escamas en la playa. El pescado queda seco y es lo que ponen

en el arroz en el plato típico gambiano que nos hace recordar a Burkina. En la playa, un enjambre de niños nos persigue hasta la saciedad, pidiéndonos un balón, un boli o un lo que sea. Nos cuentan que los pescadores cobran en especie un porcentaje de la pesca. Con ello pagan también a los chavales que se acercan a descargar y a las mujeres que los venden en la playa. Los marineros tiran de las redes a mano y están a su labor. No les extraña ver a un grupo de blanquitos pululando y

haciendo fotos por doquier. Son como niños. Se ponen en las fotos y lo que les gusta es verse después en ellas. Se

ríen cuando se ven.


Al volver de Tanji, seguimos con la misión de comprar las mosquiteras. Tarea, por otro lado, nada fácil.


El día cuatro, después de acabar la labor en el hospital de Brufut, nos fuimos hasta Kartong, al sur del país. Dormimos en una especie de cabaña junto al río que e

s propiedad del pueblo, y nos dimos un baño en la playa a primera hora de la mañana aunque hacía frío. La playa, también infinita, estaba desierta, tanto el por la mañana como al atardecer, cuando llegamos. Como guías, dos perros que querían jugar. En 4 minutos desde la casa y después de pasar por una marisma seca con los agujeros que hacen los cangrejos, la playa entera para nosotros.


Estamos solos en el hostal. Nos comentan que los turistas van y vienen a la vez que las lluvias: llegan cuando éstas comienzan, y se van


cuando acaban. Por eso estamos solos y cenamos lo que hay, que no es otra cosa que la e

specialidad del país: pollo o pescado con salsa de cacahuete

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1 comentario:

  1. El relato sigue estando interesante, y suena muy bien lo del pollo y el pescado con salsa de cacahuet.
    Carmen

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